Platón
Platón, que realmente se llamaba Aristocles, y cuyo seudónimo
Platón significa el de espalda ancha
debido a que en su juventud había sido atleta, era hijo de una familia que
pertenecía a la aristocracia ateniense, concretamente a la familia denominada
Glaucón. Su nacimiento habría ocurrido el 7 del mes de thargelión
(mayo) en el 428-427 a.C. Su padre se llamaba Aristón, descendiente de Codro, último Rey de Atenas,
y su madre Perictione,
descendiente del legislador Solón y prima de Critias. Durante su juventud luchó como soldado en las guerras del Peloponeso, en las cuales Atenas
salió derrotada, y el poder y la economía que ostentaba sobre el mundo griego
cayó en las manos de Esparta; así vivió las consecuencias de dicha guerra. A los 21
años pasó a formar parte del círculo de Sócrates,
el cual produjo un gran cambio en sus orientaciones filosóficas. Tras la muerte
de Sócrates en el 399 a. C., Platón se refugió en Megara durante
un breve espacio de tiempo, donde comenzó a escribir sus diálogos filosóficos
(si es que no había compuesto antes alguno, cosa no fácil de conocer con
precisión).
Sus conocimientos y habilidades eran tales que los
griegos lo consideraban como hijo de Apolo y decían que en su
infancia las abejas habían anidado en sus labios como profecía de las dice palabras
melosas que salían de ellos.
Platón fue discípulo de Sócrates en su juventud y de
acuerdo a sus propias palabras, estuvo presente durante su juicio (según se
puede leer en la Apología),
pero no en su ejecución (por lo que se dice al inicio del Fedón). El trato que Atenas dio a
Sócrates afectó profundamente a Platón y muchos de sus primeros trabajos
registran la memoria de su maestro. Se que muchos de sus escritos sobre la
ética estaban dirigidos a evitar que injusticias como la sufrida por Sócrates
volvieran a ocurrir. Después de la muerte de Sócrates, Platón viajó a Megara,
Tarento (Italia), Siracusa (Sicilia), y según algunos, también a Cirene
(Egipto).
En el 396 a. C. emprendió un viaje de diez
años por Egipto y diferentes lugares, de África e Italia. En Cirene conoció
a Arístipo
y al matemático Teodoro de Cirene. En Magna Grecia
se hizo amigo de Arquitas de Tarento y conoció las ideas de los seguidores de Parménides de Elea.
En el 388 a. C. viajó a Sicilia,
a la poderosa ciudad de Siracusa, donde quiso influir en la política de
Dionisio I
y aprendió mucho de las formas de gobierno que plasmaría después en La República
(en griego politeia que
significa ciudadanía o forma de gobierno). Sus
manifestaciones políticas, que en algunos casos eran irreverentes con la clase
dominante, lo llevaron a prisión. De regreso a Grecia,
su barco se detiene en Egina, que estaba en guerra contra Atenas, en donde él es
vendido como esclavo, sin embargo Anníceris
de Cirene
reconoció a Platón en la venta de esclavos y lo compró para devolverle la
libertad. Volvió incluso en dos ocasiones más a Siracusa (los años 367-365 y
361), con el deseo de influir sobre Dionisio II (hijo de Dionisio I) en el modo
de gobierno, y con la ayuda de un amigo siracusano llamado Dion.
En el 387 a. C., tras recobrar su libertad,
Platón compró una finca en las afueras de Atenas, donde fundó un centro
especializado en la actividad filosófica y cultural, al cual llamó Academia. El nombre procede de que en
dicha finca existía un templo dedicado al antiguo héroe llamado Academo
y dicha academia funcionó ininterrumpidamente hasta el año 86 a.C. (cuando fue
destruida por los romanos). Sucesivamente, fue fundada una escuela filosófica
de cariz neoplatónico que duraría hasta su cierre definitivo por parte de Justiniano I
en el 529 dc,
pues veía en esta una amenaza para la propagación del cristianismo.
Muchos filósofos e intelectuales estudiaron en esta academia, incluyendo a
Aristóteles, que allí estuvo durante 20 años (367-347 a.C.).
Platón también recibió influencias de otros filósofos,
como Pitágoras,
cuyas nociones de armonía numérica y geomatemáticas se hacen eco en la noción
de Platón sobre las Formas; también Anaxágoras,
quien enseñó a Sócrates y que afirmaba que la inteligencia o la razón penetra o
llena todo; y Parménides, que argüía acerca de la unidad de todas las cosas y
quien influyó sobre el concepto de Platón acerca del alma.
Platón murió en el 347 a. C.,
a los 80/81 años de edad, dedicándose en sus últimos años de vida a impartir
enseñanzas en la academia de su ciudad natal.
Platón fue el primero que trató sobre conceptos estéticos como
centro de muchas de sus reflexiones, sobre todo en temas relativos al arte y la
belleza. En el Protágoras habló del arte como la
capacidad de hacer cosas por medio de la inteligencia, a través de un
aprendizaje. Para Platón, el arte tiene un sentido general, es la capacidad
creadora del ser humano. Entendía el arte como «destreza» o «habilidad», tanto
en el terreno material como en el intelectual. En el Sofista distinguió entre habilidades «adquisitivas» y
«productivas», dividiendo a su vez estas últimas en productivas de objetos o de
imágenes Introdujo el concepto de mímesis,
ya que para él las imágenes son imitaciones de objetos reales, aunque sin
desempeñar la misma función que sus originales. Estas imitaciones pueden ser
«genuinas», si guardan las mismas propiedades que su modelo; o «aparentes», si
sólo se parecen al original. Sin embargo, Platón mismo consideraba esta
diferencia difícil de dilucidar, ya que toda imitación debe por fuerza diferir
de su original en alguna cosa, ya que si fuese idéntica nos encontraríamos con
un objeto igual al representado. Para Platón, todas las creaciones artísticas
son «conjeturas» (eikasía), ya
que su carácter imitativo las aleja de la realidad de las formas, y les
confiere incluso un sentido peyorativo, ya que son «apariencias engañosas», ya
que los artistas no representan las cosas como son, sino como parecen. Así,
califica a los artistas de «pseudoartífices», ya que su habilidad no es
auténtica.
La belleza la trató en diversos diálogos: en Hipias mayor
habló de la belleza de los cuerpos; en Fedro, de la belleza de las almas; y en El banquete,
de la belleza en general.
- Hipias mayor: utilizando un diálogo entre Hipias y Sócrates, Platón busca la belleza perfecta, la «belleza ideal platónica». Proporciona varias definiciones de belleza, como la «conveniencia», que es la adecuación a una finalidad, que hace que un objeto parezca bello; o la «utilidad», relacionando la belleza con el bien, con la dimensión moral (la belleza conduce al bien, en relación causa-efecto).
- Fedro: en este texto Platón explicó de forma mítica el origen del ser humano, así como su teoría del conocimiento basado en las «ideas». Sócrates cuenta a Fedro que el alma es como un carro tirado por dos caballos, uno manso y otro bravo, dirigidos por la razón. Esta alma se encuentra originariamente en el mundo de las ideas, pero al encarnarse en un cuerpo las olvidan en mayor o menor grado. Para Platón, el conocimiento es el recuerdo de estas ideas. La materia es «sombra de las ideas», que a través del estímulo que ofrecen pueden conducirnos a ellas, a través de un procedimiento que identifica como «amor» ( érôs). Así, el amor por las cosas bellas puede conducirnos a la idea de belleza, a la belleza perfecta, ideal.
- El banquete: en esta obra Platón manifiesta que el hombre tiene inclinación a buscar la perfección, la belleza, y que ésta se puede conseguir a través del amor, que es un camino de conocimiento, una energía que nos orienta. Platón distinguía dos clases de amor: el «popular», relacionado con el cuerpo, las formas y las acciones; y el «celestial», asociado a la virtud y el intelecto. El amor es la búsqueda de la belleza –que relaciona con la verdad–, primero la belleza física (amor de los cuerpos), y después la belleza espiritual (amor de las acciones), llegando por fin a la belleza ideal, al amor por la ciencia. Se pasa pues del cuerpo a la virtud, y de aquí a la esencia. El amor ideal –el llamado «amor platónico»– es infinito, no tiene tiempo ni forma.
Se percibe pues una clara evolución: de la búsqueda
de una noción general de belleza del Hipias,
utilizando el sistema socrático de comparación, dedujo en el Fedro que la belleza está más allá de
la realidad que nos envuelve; por último, en El banquete, identificó la búsqueda de la belleza con la propia
vida humana, siendo el amor la forma de acceso. Platón fue el origen de dos de
las teorías sobre la belleza más defendidas a lo largo del devenir histórico:
la belleza como «armonía y proporción» y la belleza como «esplendor». Postuló
que la belleza es independiente de su soporte físico, así como que no depende
de la visión, que a menudo nos engaña: la visión sensible es superada por la
visión intelectual, que es la que proviene de la filosofía. El concepto de
belleza de Platón era muy amplio, abarcando tanto la belleza física como
espiritual, la moral y cognoscitiva, la belleza de los cuerpos, de los objetos
artísticos, tanto como la de colores, sonidos, leyes, actitudes morales,
etc. Igualmente, relacionaba belleza con bondad, que para él eran sinónimos: el
subtítulo de El banquete, que
trata ampliamente la belleza, es Sobre
el bien.
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